martes, 8 de marzo de 2011

Capítulo 16. Del primer envite de la Justa. El recuento.

Para seguir el recuento se reunió Dániel con su plana mayor. Allí estaban Despuntado, Walthari, Escoming, la ministra de la propaganda, Chorches, el virrey de Colmenalejos, Murete, y de vez en cuando también se pasaba por allí algunos de los Hombres Puros como Goldado.
Los primeros resultados en salir fueron los de Lega. Dániel estaba tranquilo, porque sabía que sus fieles bárbaros no le iban a decepcionar. El trabajo hecho durante los últimos meses por Pseudonewtoniano ahora iba a dar sus frutos, especialmente entre los Prohombres, cuyo concurso en la Justa tenía mucho más peso que el resto de ciudadanos (y eso es, al fin y al cabo, lo que importa). Y además había que contar con el innato cainismo que caracteriza al pueblo bárbaro. Ya hace cuatro años, en la anterior Justa Electoral, a la primera de cambio cayó Joe de la Torre Blanca porque sus propios compañeros no le apoyaron. Y esta vez no iba a ser menos,  Marceliano recibió menos apoyos que la suma de sus dos contrincantes, pese a ser Prohombre Bárbaro. Aun así a Dániel se le hacían pocos  y fue repasando: “¿Están todos los lacayos de Pseudonewtoniano?”, “Si, mi rey”, contestaban al unísono Escoming y Despuntado. “¿Incluyendo al pitagórico Gudillo, gran enemigo de Marceliano?”, “Si, mi rey”. “No puede ser, me faltan votos, ¿están también todos los beneficiados por montar Chionvion?”. “Si, mi rey, solo se han escapado algunos votos  del clan “elastoplástico” que tienen una querencia de antiguo con Duplo, y además les gusta jugar a dos barajas”. “Hummm -murmuró Dániel- esto habrá que corregirlo para el segundo envite”. “¿Y qué hay de los esbirros de Karlos Dunny, que últimamente me ha hecho buenos servicios?. “Han sido fieles, mi Rey, igual que todos los siervos de vuestras ministras bárbaras, que jamás osarían sacar los pies del tiesto”. “Bueno, habrá que analizar de donde sacó tantos apoyos Marceliano, y sobre todo Duplo”. “Lo de Duplo está claro, majestad, -replicó Despuntado- aparte de los elastoplásticos, tiene una mina de apoyos en el clan Computo Maputo”. “Pues lo van a llevar claro conmigo, ya se pueden ir preparando después del segundo envite”.
Al rato, casi por sorpresa, aparecen los resultados de Colmenalejos. “¡Por Hirsch, cómo es posible!”, brama Dániel, “si prácticamente todos ha votado a Duplo”. “¡Cuando salga reelegido, se van a enterar estos!”. “¿Cómo les ha engañado Duplo?”. “Señor, es que corre el rumor que queréis vender Colmenalejos”, dice Despuntado. Y entonces Escoming pregunta “¿Pero no es verdad?”. “¡¡¡NO, pedazo de cenutrio!!!, anda ve a esa esquina, de cara a la pared, y repite mil veces ‘la excelencia es nuestra ciencia, nuestra ciencia es la excelencia’. “Señor, me gusta más la jaculatoria ‘hombre puro soy, sin Latindex concebido’ “. “Pero mira que eres bruto, Escoming, ¿pero no ves que esa es la jaculatoria para la  ceremonia de iniciación?”, “anda, anda, ve al rincón”.
Con estos resultados, Duplo quedaba como ganador del primer envite, muy seguido de cerca por Dániel. Marceliano, aunque pareciera mentira, quedaba fuera del envite definitivo. Por un lado esto agradaba a Dániel, pues temía a Marceliano en un segundo envite, pero por otro, quedar por detrás de Duplo, ese apestoso Jurisconsulto, le producía salpullidos. Dániel esperó con impaciencia los resultados de Geta, capital del Reino, por si estos daban un vuelco a la situación, pero Geta ni daba ni quitaba rey, ya que dejó todo como estaba, y una vez más el apoyo de los Prohombres de Lega habían resultado  decisivos para echar al Bárbaro, uno de los suyos,  del juego final. Las espadas quedaban en todo lo alto, y dos Prohombres de Geta, igual que hace cuatro años, quedaban frente a frente del destino de Carloszree.
Esa noche, Dániel no pudo conciliar el sueño, como ya empezaba a ser habitual. En su cabeza solo podía ver la palabra “Breve, breve, breve,…”. Pero no estaba todo dicho, aunque el pueblo había sido claro (estaba claro que no le querían, pese a haber sido el mejor Rey de toda su existencia), él les obligaría a apoyarle. Dos semanas daban para mucho si se sabe usar bien el poder… y trataba de ahuyentar los malos presagios repitiendo miles de veces: “jei-si-ir, jei-si-ir, jei-si-ir,…”.

(CONTINUARÁ)

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