sábado, 5 de marzo de 2011

Capítulo 14. De los torneos previos a la Justa Electoral

Tan pronto Justo Marceliano entró en liza, lanzó un desafío a través de los mentwiteros de la corte un desafío a los otros dos candidatos para celebrar unos torneos para medir fuerzas antes de la Justa Electoral. Cuando el rumor llegó a Dániel comentó con sus secuaces que por encima de su cadáver. Sin embargo, la propuesta llegó a oídos del Capitán de los Estudiantes que la hizo propia y la elevó a la Junta Justoral para que los torneos se llevaran adelante. La Junta Justoral reunió a los tres candidatos a Rey para establecer las normas de los torneos, y que no hubiera ventajas para ninguno de ellos. Dániel pretendía que solo hubiera un torneo, pero tanto Marceliano como Duplo preferían que hubiera un torneo por territorio. Finalmente se establecieron tres torneos, uno en Colmenalejos, otro en Geta y se acabaría en Lega, a falta de dos días para la Justa.
Dániel preparó el primero de los torneos con sus fieles ministros. Algunos, los más aduladores, le reforzaban su propia idea de que lo único que tenía que hacer era insistir machaconamente en todos sus éxitos para Carloszree. Solo Despuntado, el más astuto de sus ministros le advertía que debía ir preparado para todo tipo de preguntas y que procurara no perder los estribos. No era fácil decirle esto a Dániel,  al que la sola mención de que no tenía autocontrol le sacaba de sus casillas, y en ese estado cualquier cosa podía pasar. Y así se presentó Dániel en el primer torneo en Colmenalejos, con la autosuficiencia del que se cree superior y todo lo ha hecho bien. Pero esa estrategia no le salió bien. Sus lances en el torneo eran recibidos por el pueblo con frialdad, mientras que los de Duplo y Marceliano eran recibidos con vítores y ovaciones. Esto hizo perder los nervios a Dániel y en un par de ocasiones estuvo a punto de tirar por la calle de en medio y abandonar el torneo con cajas destempladas.
Después del desastre de Colmenalejos, los ministros de Dániel, que empezaron a sentirse temerosos de otro fiasco de su líder hasta entonces inmarcesible, ya si le recomendaron abiertamente otra estrategia más humilde, menos triunfalista y, sobre todo, mayor autocontrol de sus nervios, claramente alterables en los envites del torneo.
Pero Dániel era Dániel, el único, el Grande y en Geta no cambió mucho su estrategia. Además en Geta se llevó al torneo a un grupo enfervorecido de sus propios ministros, encabezados y liderados por Despuntado, para que al final de cada una de sus intervenciones le vitorearan y aplaudieran igual que hacía el pueblo de forma espontánea con Marceliano y Duplo. Resultaba algo patética la comparación entre las aclamaciones de los más fieles del Rey, en comparación a las espontáneas ovaciones del pueblo hacia los otros candidatos. Y volvió a sentirse acorralado y nervioso en muchos estadios del torneo.
“Mi Rey, oh Daniel, por Hirsch, mañana en Lega debes controlarte más; no puedes perder los nervios que harás que tus contrincantes saquen partido”. Y Dániel reflexionó, y decidió pasar la noche velando armas frente a los últimos números de Nature y Science y repitiendo miles de veces la jaculatoria “Gei-er-si”. Solo repitiendo mantras de excelencia en el más puro estado era capaz de dejar su mente totalmente en blanco y relajarse para el torneo final.
Y por fín llegó el torneo final en Lega. La lucha fue encarnizada entre los candidatos y Dániel, que había reclutado más seguidores (al estilo Plaza de Oriente) se sintió más arropado y tranquilo, pese a que mostró algún derrote en algunos momentos. Merceliano y Duplo se fueron también arriba, y al final las cosas quedaron con las espadas en todo lo alto. Tres días después se dirimiría todo en el primer lance de la Justa Electoral. La suerte estaba echada, porque por delante había dos días enteros para que el pueblo reflexionara antes de la Justa… ¿o no?.
La experiencia de los torneos puso en precaución a Dániel, que veía a lo lejos el fantasma de Dániel el Breve, porque además, en los Mentwiederos se le daba como claro perdedor de los torneos, siendo Marcelián el más apreciado por el pueblo seguido muy de cerca por Duplo. Y no le quedó más remedio que arrancar la maquinaria de la influencia del poder. Puso a todos sus esbirros a perseguir a todos los prohombres para invitarles a apoyar a Dániel en la Justa, desde el poder del Rey. Dos días de supuesto descanso dan para mucho, no todo estaba decidido.
(CONTINUARÁ)

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