miércoles, 27 de abril de 2011

Capítulo 33. La segunda coronación de Dániel.

Dániel se estaba impacientando porque el acto de coronación tenía que empezar y la Bruja no daba señales de vida. A su alrededor se palpaba algo de nerviosismo pero Dániel sabía que la Bruja no le fallaría. Sobre la hora prevista aparecieron las carrozas de la Bruja atravesando el mismo patio de armas del territorio de Geta. A punto estuvieron de invadir los parterres de flores de lemus, lo cual era lo único que podía molestar a Dániel en un día como hoy.
“Vamos Danielín, ya podemos empezar” le dijo la Bruja nada más poner un pie en tierra. A Dániel le hubiera gustado tener algunos minutos para discutir con la Bruja sus planes secretos para Campusfour y otros temas pendientes, pero ya no había tiempo.
“Este será Dedé”, preguntó la Bruja señalando a Despuntado. El señalado enrojeció de rabia, pero ostentando la más amplia de las sonrisas. Y con paso firme se encaminó a dirigir la comitiva.
A la llamada de la Bruja allí acudió la más variopinta borregada. Por supuesto casi todos los responsables de haciendas con el Regente a la cabeza, los ministros, sumos sacerdotes, muchos responsables de castas y linajes y por supuesto todos (o casi todos) los fanáticos seguidores de Dániel y la cultura única. Sobre todo hordas de bárbaros conversos, algunos de los cuales fueron decisivos en el desenlace de la Justa. Estos últimos estaban pletóricos al ver culminar en el acto de la coronación todos sus esfuerzos de los pasados meses.  Había alguna ausencia destacada (como la de Pseudonewtoniano, que no obstante mandó allí a todos sus secuaces), pero no faltaron a la cita Dunny, permanentemente husmeando por si detectaba algún traidor o Piter Griffin. Por supuesto que acudieron prestos  Goldado, Farfolla, Discrieto, Cilantra,… aunque era ostentosa la falta de Hombres Puros PD’s que no podían perder dos horas de producción de papers para asistir a un acto tan poco lucrativo. Al menos allí estaba en representación de todos ellos su actual líder de casta el gran Tallest Talentous, uno de los pocos PD’s querido y respetado por el resto de linajes.
También asistieron a la coronación otros reyes y regentes, entre los que se hizo ver el reciente ganador de la Justa del Reino de Complutense, el Prohombre Jacobo del Moflete, que pronto sería coronado como Jacobo I. La presencia de Jacobo en el Consejo de Reyes de los Territorios de la Bruja (la llamada CRUJA) no le hacía ninguna gracia a Dániel. Hasta ahora Dániel controlaba muy bien la CRUJA, pero Jacobo no iba a dejarse avasallar con la misma facilidad que los otros reyes. Curiosamente no asistieron a la coronación ni el Rey de Barbaria ni el de Joncharly, quizás celosos de todas las atenciones que se dedican la Bruja y Dániel. Últimamente cuando uno u otra hablan de “excelencia” entran en resonancia algunos campos electromagnéticos no visibles con cierto riesgo de seísmo grado 6 en la escala de Richter.  Sorprendentemente no había tampoco ningún representante del Imperio, ni ministros, ni viceministros, ni subviceministros,…
Después del juramento formal llegó la hora de los discursos. Dániel fue desgranando el suyo con cierta desgana, pasando por algunos pasajes como de puntillas. Cuando habló de las “pequeñas diferencias que nos separan” a una vecina de asiento de la casta de los Castólogos casi le da un ataque de ansiedad.  Aunque intentó desarrollar un discurso integrador, cuando hablaba de la construcción del reino entre todos, como que le daba carraspera. En habiendo ganado la justa con tan poco margen, mucho esfuerzo tendrá que hacer el rey para que realmente el pueblo se crea esos votos acerca del gobierno para todos, y este humilde escribano está dispuesto a conceder al Rey el beneficio de la duda, pero también hace cuatro años se manifestaron votos similares para después imponer de manera implacable la cultura única. El Rey anunció con solemnidad que hasta pasada la primavera no anunciaría los cambios en el gobierno de Carloszree y sus haciendas. No quedó claro el motivo, lo que permite que se abra un periodo de incertidumbres y preguntas sin respuesta en el Reino. Pasada la primavera también habría cambios en el gobierno de la Bruja.
Dos cosas empezó haciendo mal el Rey en su discurso. No fue capaz de pasar página con respecto a la misiva pública de Poissons antes del primer envite de la Justa. Eso es poco generoso tras la victoria, especialmente porque el reproche más bien pareció dirigido a los Prohombres vencidos en la Justa, que nada tuvieron que ver con aquello.  Y no pudo evitar una velada crítica a la existencia de esta bitácora, tildándola de la falaz mentira. ¿No se da cuenta el Rey que así lo que hace es dar mucha más importancia de la que tiene a esta humilde bitácora? Es lo que tiene el poder absoluto, que suele recibir con poca alegría ningún tipo de crítica, especialmente si esta utiliza la ironía y el sarcasmo para su desarrollo. ¿Qué es esta humilde bitácora frente al poderoso aparato de propaganda de Carloszree?¿Cómo pueden molestar al rey estas crónicas que solo son una pequeña válvula de escape de un pueblo que se siente maltratado? Mientras no existan canales de expresión en el Reino donde el pueblo pueda expresarse sin miedo a la represalia ¿cómo puede sorprenderse el rey de que existan bitácoras como esta? Este escribano espera de su Rey generosidad y altura de miras, pero escrutará con atención los modos de gobierno de Dániel para glosar desde aquí cualquier desmán del Rey o sus ministros y responsables de haciendas. Por otro lado no hubo nada en el discurso del Rey que pudiera incomodar a la Bruja,  ni siquiera su posición en la mesa presidencial, porque Dániel fue tan astuto que dispuso una mesa con número par de miembros, con lo que no presidía nadie concreto.
Después de Dániel habló la Bruja. Y desplegó todo tipo de parabienes hacia Carloszree y su rey. La sintonía en el discurso de la Bruja con las ideas de Dániel, es tal, que cualquiera diría que fue Dániel quien escribió su discurso. Excelencia, excelencia, excelencia. El mantra de Dániel es el mantra de la Bruja. Parabienes, lisonjas, autocomplacencia, no en vano estamos en periodo previo a la gran Justa del Territorio de la Bruja.  Demasiada sintonía, demasiado azúcar. Algo no encaja. Esperemos que sea para mayor gloria de Carloszree y no solo de Dániel.
Después del acto la Bruja salió disparada, rodeada de su séquito, hacia otros compromisos, y los asistentes fueron invitados a una copa de un brebaje dulzón con burbujas y viandas panchiteras acordes con la situación de crisis que nos aqueja. Uan chu organizaba con diligencia la dispensa de las raciones añorando tiempos mejores donde podía desplegar todas sus cualidades entre los poderosos del reino. El rey y sus ministros departían con satisfacción entre los asistentes. Los responsables de haciendas pululaban entre los corrillos sin saber muy bien de qué hablar no fuera que una palabra de más o de menos pudiera influir en decisiones aun no tomadas. Y Alfanje y algunos de sus guardianes de la excelencia se hacían invisibles para intentar captar algún desliz en alguna conversación que pudiera suministrarle información preciosa para el Rey.
Comienza formalmente el año V D.D.

(CONTINUARÁ)

martes, 19 de abril de 2011

Capítulo 32. Los asuntos secretos de Dániel.

Daniel se estaba impacientando en la Cámara de los Elegidos del castillo de los estocásticos. Ese ere al lugar más seguro para tratar el asunto que allí le había llevado. Sin su permiso nadie, ni siquiera Despuntado, se atrevería a entrar. Finalmente alguien llamaba a la puerta.

“Pasa, Alfanje, tengo trabajo para ti y tus muchachos”

“Tu diras, sire” (Alfanje era muy dado a teatralizar, y Napoleón estaba entre sus personajes favoritos).

“Hay dos asuntos importantes a los que quiero dediques tu tiempo y empeño. El primero es que quiero que pongas a toda la guardia secreta a descubrir si hay algún traidor a mi alrededor. Ya no me fío casi ni de Despuntado”.  “Tienes que agudizar el oído, escuchar sin ser escuchado, ver sin ser visto,..”. “Hay un traidor cerca de mí, y tengo que saber quién es, por Hirsch”.

“¿Porqué piensas eso, sire?”

“Lo pienso y solo eso te debiera bastar, pero además, ¿cómo explicas todas las filtraciones de información que estoy sufriendo? ¿vienen del equipo de propaganda de Chorches?, ¿del capataz y los responsables de las Haciendas? ¿Cómo puedo confiar en nadie, si no se en quien puedo confiar? ¡Quiero saber quién me está traicionando! Para mi coronación viene la Bruja de la Esperanza, e independientemente de la buena impresión que debemos transmitirle, tengo que tratar con ella  temas de vital importancia (especialmente para mí) que pueden irse al traste a la menor filtración. La Bruja es muy sensible con la información que le gusta controlar y una filtración malintencionada del asunto me puede dejar fuera del…, bueno, del proyecto que tengo entre manos, y del que no debes saber más. En cuanto pille a ese sapo iscariote, sabrá hasta donde llega el poder de Dániel”.

“Sire, si no me das más información, me costará más protegerte”.

“¡¡¡Ya te he dicho que con eso tienes suficiente!!!” gritó Dániel totalmente fuera de sí.

“¿Y cuál es el segundo asunto, sire?”.

“Quiero saber quién está detrás de ese infecto pasquín apócrifo llamado ‘Historias de Dániel’. Me da igual como lo consigas. Pero tengo que saber quién es ese bastardo malnacido”. Dániel empezó a demudarse a medida que iba hablando. “Ese ‘Carloszree’, que además ha osado tomar el sacrosanto nombre de nuestro reino como apodo, y esos otros acólitos llamados Thot, Tarma, Mite, y demás chusma”. “¡Tengo que saber quiénes son!”. “Solo cuentan mentiras, infundios, falacias,…” “Cuando les coja les machacaré, les humillaré, les echaré del Reino,…” Y Daniel quedó en posición hierática, con un hilillo de baba cayéndole por la comisura de sus labios, como petrificado. Se le oía farfullar en voz muy baja: “todo es mentira, todo es mentira,…”. Alfanje tomó un tranquimazín que había en un pastillero encima del escritorio y se lo introdujo con cuidado por el lado contrario a la baba.

Y fuese sin decir nada más. La coronación estaba cerca y tenía trabajo.

(CONTINUARÁ)

miércoles, 13 de abril de 2011

Capítulo 31: Del futuro de los Estocásticos.

Conseguido el poder de Carloszree por otros cuatro años, y después de dejar bien organizada la Guardia de la Excelencia, en especial su facción secreta capitaneada por el feroz Alfanje, a Dániel solo le preocupaba dejar bien amarrado el control sobre SU clan, el clan de los Estocásticos, y el orden en SU casa, el castillo de los Estocásticos. Estaba cercano el momento en el que Discrieto, actual responsable del clan en su ausencia (que más que ausencia era omnipresencia), tenía que dar el relevo a otro testaferro y había que elegir bien. A Dániel le relajaba pasear por los parterres de flores de Lemus cercanos al Castillo. Siempre que tenía que tomar una decisión importante trataba de serenar su espíritu entre aquellos macizos. Le retrotraía a tiempos donde solo era un simple Prohombre que soñaba con cambiar el mundo. ¡Pero cómo ha cambiado todo! No solo había tomado el poder del mundo en el que vivía, sino que estaba a punto de transformarlo de una forma mucho más rotunda de lo que ningún Hombre Puro hubiera soñado. “¡Estúpidos hombres puros, ahora también ellos pagarían todos sus desdenes y menosprecios!”. “Ahora en todos los jardines del reino solo crecerían flores de Lemus, tanto que las pisotearon esos arrogantes hombres puros”. Sabiendo la alergia que producía el polen de las flores de Lemus a la mayoría de habitantes de Carloszree, ahora no les quedaría más remedio a todos que vacunarse. Había llegado el momento no solo de terminar de implantar el Pensamiento único basado en el Paper JCR como medida preferente de la Excelencia y la moda Boloñesa con el traje estocástico para todos y el Cronograma único. Era el momento de segregar la casta Estocástica en Linaje separado del de los Hombres Puros. Era el momento del nacimiento del Linaje Estocástico como primer paso al establecimiento del Linaje Único en Carloszree, donde todos vestiríamos igual, viviríamos igual, trabajaríamos igual, y nos perfumaríamos igual (por supuesto con Lemus Parfum). Al modo Estocástico. Más aún, al modo Dániel, ya que también había estocásticos desviados (hermanos separados) que no comulgaban con el modo de entender la vida del Rey.
Allí acudió Despuntado a sacar a Dániel de sus pensamientos. “Mi fiel Dedé”, pensó Dániel, “¡qué pena no poder clonarle para que protegiera mis intereses en todos los frentes!”. “DeDé, tenemos que pensar un buen sustituto para Discrieto; a veces las revoluciones empiezan en la casa de uno, y todo gran César tiene su Bruto”. “Si no fuera porque te necesito cerca, tú serías perfecto”.
“Joder”, pensó Despuntado. “Ya no hay quién me quite el DeDé de encima” “Y ahora me va a querer encasquetar el Castillo”.
“Daniel, tu sabes que yo haré lo que me pidas”.
“He estado pensando que hay que hay que hacer un poco el paripé con la párida, también en nuestro castillo”.
“Lo que tú digas, Dániel”.
“A ver, en qué mujeres podemos confiar esta tarea”.
“¿Qué te parece Cilantra?”, sugirió Despuntado.
“No, Cilantra está muy bien donde está, de Mamporrera del Consejo Externo de Carloszree, donde además percibe unos buenos emolumentos”.
“Pues solo nos quedan Elvirilla y Ruaca”
“Difícil decisión, pero para eso existe el método de selección que emana de nuestra flor sagrada”. Y tomando una flor de Lemus, Dániel empezó a desgajar sus pétalos: Elvirilla, Ruaca, Elvirilla, Ruaca,…”.
Despuntado no pudo oír el último nombre, el que Dániel pronunció después de quitar el último pétalo, pero vio en sus ojos un punto de satisfacción.
Y tomando con paso firme el camino del Castillo de los Estocásticos, Dániel le dijo a Despuntado: “Ahora lo que toca es preparar mi coronación, que ya se acerca el día pactado con la Bruja de la Esperanza”.
(CONTINUARÁ)

miércoles, 6 de abril de 2011

Capítulo 30: El cuaderno azul.

Desde que volvió del Pais de los Soviets, Dániel no se separaba del cuaderno azul. De vez en cuando lo contemplaba, lo abría y hacía alguna anotación. Ahora entendía como en lo más profundo de su corazón sentía tanta admiración por un antiguo Emperador conocido por Ansar. Incluso había adoptado algunos de sus gestos de gobierno sin haberse dado cuenta. Lo que más se disfruta del poder absoluto, casi más que ejercerlo, es ser el único en poseer toda la información, especialmente la que afecta a personas y haciendas. Los más allegados a Dániel sabían que escrito en ese cuaderno podía estar su futuro por lo que a medida que pasaban los días sin que Dániel se pronunciara sobre el nuevo gobierno de Carloszree, la necesidad que muchos tenían de echar una ojeada a ese cuaderno empezaba a pasar de la curiosidad a enfermedad.
El único que había tenido alguna oportunidad de acercarse al cuaderno, sin la omniprisencia de Dániel era, como no, Despuntado. La primera vez que ocurrió, fueron unos pocos segundos, y ni siquiera tuvo tiempo de pensar en abrirlo. Fue un día que Dániel tuvo un apretón y no tuvo más remedio que correr al excusado privado que estaba justo detrás de la puerta tintada por rayos ultravioleta. No habían pasado cinco segundos de la desaparición súbita de Dániel cuando Despuntado oyó un grito: “¡DeDé!”. Con un ojo sobre el cuaderno, pero intrigado, se sobresaltó al oír a Dániel volver a gritar “¡¡¡DeDé!!!”.

Despuntado, que no era precisamente tonto, entendió que se estaba refiriendo a él y acercándose cautelosamente al excusado le preguntó “¿Os falta papel, mi Rey?”. “No, estúpido, tráeme el cuaderno azul, que aquí me siento más inspirado”. Y Despuntado se lo pasó por una rendija que Dániel había dejado en la puerta. Y allí lo perdió de vista. “¿DeDé?” se preguntaba a si mismo Despuntado… “¿Será Despuntado-Delfín?”.” Lo  mejor será no volver a acercarse al cuaderno”, se dijo a sí mismo, “sobre todo después de pasar por el excusado real…”.
Unos días más tarde, al entrar al Salón del Trono, se encontró a Dániel sumido en un estado semicomatoso. Si no fuera porque estaba en la posición de loto se hubiera asustado, pero no era la primera vez que se lo encontraba así, y sabía que podía volver a la realidad en cualquier momento. El cuaderno azul estaba a tan solo unos centímetros de Dániel y tratar de cogerlo era peligroso. Dániel entraba a diario en el WoK para ver si subía su índice H (por la gloria de Hirsch). Cuando alguno de sus trabajos recibía una cita, se excitaba hasta tal punto que no podía contenerse y empezada a recitar mantras de la excelencia de forma incontinente. Y en ocasiones excepcionales, cuando subía un punto en el índice, la excitación llegaba a tal extremo que al final caía sumido en este estado semicomatoso. Andaba Despuntado debatiéndose en coger el cuaderno cuando Dániel, muy relajado pronunció, aun con los ojos cerrados: “DeDé, sé que andas por aquí, puedo percibir la fuerza de tu presencia”. “Joder, ya me he quedado con DeDé”, pensó Despuntado,…””si mi Rey, esperaba pacientemente tu vuelta a la realidad para cumplir tus órdenes”. “Dile a Chorches que anote este día para que cuando redacte este capítulo de mis evangelios no se olvide que hoy, mi índice H ha subido a 13”. “Agárramela que me crece”, pensó de forma intuitiva Despuntado. Luego tendría que flagelarse para expiar el haber faltado al respeto al líder, aunque fuera de pensamiento. “A tus órdenes, Dániel, parto hacia el aparato de propaganda”, y fuese, dejando a Dániel aun en ese territorio entre el consciente y el inconsciente.
A los doce días de la justa, por fín Despuntado tuvo su oportunidad.  Dániel recibió una inesperada visita de Goldado que quería hablar con él en privado, y pasó a una estancia contigua dejando allí el ansiado cuaderno azul. Su mayor curiosidad era saber si había acertado su propia quiniela. “Walthari, estaba muy cansada, agotada de dar la cara por Dániel, sin duda no seguiría. Además, después de todo lo dicho por Dániel en la campaña sobre la moda boloñesa ha quedado totalmente desautorizada….  Y sería ideal el hueco para pagar a PN. ¿Amanuense?, no se, se le ha notado mucho que solo se ha dedicados a sus “bisnes”  y detrás tiene también al fiel Dunny, que prestó y presta buenos servicios al Rey. ¿Wallander?, la verdad es que aunque Dániel no se fiaba mucho de él, se ha portado en la campaña. ¿Pilastra?, bueno, no lleva mucho y además el tema de la Párida es una parida… ¿Chorches?, es una infructuosa, pero Dániel le tiene aprecio; Murete, después del desaguisado de Colmenalejos, podría hacer las maletas; Héna, además de improductiva cada día está más desagradable, la verdad es que se podía volver a Lega… y Petro, y Karmen,…;  ah, y Jisus, el pobre Jisus, recibiendo palos de sus colegas jurisconsultos y tratando de evitar los abusos de Dániel…la verdad es que se merece un descanso”. “Otro asunto eran las haciendas y Tostado, aquí sí que había tela que cortar”.
Por fín iba a abrirlo y saciar su curiosidad. Y quedo demudado. ¡¡¡No había nada del nuevo gobierno!!! Después de unas páginas de notas que no pudo leer, había un esquema muy claro del proyecto de Guardianes de la Excelencia, incluyendo la facción secreta. Y el reclamado mapa de los discordantes: los clanes  e incluso los linajes que no le habían apoyado en la Justa, algunos rodeados de círculos rojos. Despuntado empezó a temblar. Y sintió que se le ponían los pelos de punta cuando vio el nombre del Capitán de la Guardia Secreta de la Excelencia. Era el de un joven aprendiz que él conocía muy bien y  conocido por sus ideas totalitarias. Fue el responsable de las campañas de distracción en los mentwiteros del reino durante la justa, el jefe de los penatrolls. Era conocido por el sobrenombre de Alfanje. Despuntado salió del salón del trono totalmente atemorizado. 
(CONTINUARÁ)

viernes, 1 de abril de 2011

Capítulo 29. De la despedida a Perla Cráiz

(CAPÍTULO HOMENAJE A PERLA CRÁIZ)
Aconteció que a los pocos días de la Justa, Perla Cráiz, Bibliotecaria Mayor del Reino fue agasajada con motivo de su retirada a las lejanas tierras de Alcarrabria, en los Reinos del Norte, a una hacienda donde iba a disfrutar de un merecido descanso. Perla fue durante muchos años referencia dentro y fuera del Reino como persona inteligente, trabajadora y, sobre todo, luchadora. Típica mujer alcarrabra, recia, sobria, siempre peleando por y para el Reino de Carloszree allá donde fuera preciso. Quiso el destino que le llegara la hora de la retirada con el advenimiento del segundo periodo del Reinado de Dániel (y el comienzo del delfinato oficial de Despuntado). En los cuatro años de reinado de Dániel, solo su firme determinación y el respeto que todos le profesaban, consiguieron mantener una verdadera excelencia en las librerías del Reino, lo cual iba a ser difícil en el futuro. Perla se sentía cansada y tenía derecho a disfrutar en su lejana Alcarrabria de una merecida tregua.
En el homenaje a Perla se concitó todo Carloszree, ya que era mujer querida y respetada por todos. No acudieron al mismo (aunque todo hay que decirlo, tampoco se les echó de menos) los Hombres Puros PD’s que solo se homenajeaban a sí mismos, salvo que alguien les coaccionara de alguna manera, o el homenaje fuera conveniente para sus siniestros intereses. Además, nunca perdonaron a Perla que no pusiera en la primera página del archivo público del Reino, en la parte superior del índice, un acceso directo a los llamados “registros abiertos de los hombres puros” unos pseudopasquines generados por los susodichos con los residuos intelectuales que, o  bien no eran aceptados en una buena revista del JCR, o bien querían ordeñar antes de ser sometidos a los temibles árbitros de la excelencia de dichas publicaciones. Tampoco perdonaban a Perla que la Biblioteca Principal de Geta alojara esos infectos panfletos y hojas parroquiales pertenecientes a ese purulento catálogo llamado Latindex.
Todo el protagonismo del homenaje recayó en el Regente Tostado y la viceregenta Bellaca de la Aceña, que en su día fue discípula de Perla. Allí se dieron cita casi todos los ministros de Dániel, encabezados por el delfín Despuntado, que henchido de orgullo se paseaba orondo entre los corrillos. A su lado Walthari iba husmeando posibles traidores boloñeses. Pese a estar presentes tantos ministros en el homenaje, ninguna palabra en nombre del Rey se pronunció en honor de Perla, que si alguien lo merecía, era ella. Pero tampoco Dániel, que en esto imitaba a los PD’s, era muy dado a los elogios ajenos, fuera quien fuera. También pululaban por allí, sonriendo a diestro y siniestro los responsables de haciendas. Se sospechaba que ya se había puesto en marcha la facción secreta de los ”Guardianes de la Excelencia” y nadie podía confiar con quien hablaba. Escoming, que andaba por ahí tratando de ser discreto, de vez en cuando le preguntaba a alguien: "¿pero quién se casa?".
“Por cierto, ¿por dónde anda el Rey?”, se preguntaba el pueblo. “¿Cuándo nombrará ministros?”.  La Estancia de Prohombres de Geta, lugar del homenaje, era un hervidero. Aunque había el rumor de que Dániel había prometido  a sus ministros la continuidad, nadie confiaba en que cumpliera su palabra. ¿Cómo si no iba a pagar los favores de la justa a esbirros como Pseudonewtoniano?. 
A miles de kilómetros de allí, Dániel en el País de los Soviets, manoseaba un cuaderno azul.
(CONTINUARÁ)