Después de un
largo exilio, este cronista regresa a su casa una vez cumplida la pena de
destierro voluntario autoimpuesta hace ya más de dos cursos académicos. Suenan
trompetas de Justa Electoral. Por fin Dániel I, antaño el Estocástico, luego el
Implacable, y hoy el Destructor, va a ceder su trono a un nuevo rey que saldrá
de la Justa que pronto se anunciará.
Tras dos años de
alejamiento del reino de Carlos Zree, son muchas y grandes las sorpresas que
este narrador se ha encontrado. La primera es que parece que no vaya a haber
una Justa electoral. En sus ocho años de reinado, Dániel ha laminado de tal manera
la voluntad del pueblo, que no existe ni un solo ápice de posibilidad de que
aparezca ningún candidato más allá del fiel Despuntado, que aunque no se
pronuncia, parece destinado a suceder a su prócer sin solución de continuidad.
El desánimo, la consternación, la impotencia, el abatimiento, la tribulación, en
fín, la desilusión del pueblo por un proyecto de reinado, alcanza tales
niveles, que o bien nadie se plantea dar el paso adelante necesario, o bien si
alguien tiene un mínimo impulso de dar ese paso, el miedo a una reacción desde
el poder absoluto, acobarda la decisión para convertirla en nada.
Un paseo rápido
por el Reino permite pulsar el aborregamiento de un pueblo sometido y
resignado. Predios otrora ricos y florecientes, parecen hoy solares donde nunca
más crecerá la hierba. Sin embargo cortijitos que antaño eran gobernados por anodinos
y mediocres hidalgos, son hoy poderosos feudos donde unos nuevos ricos campean
dando lecciones de praxis y doctrina danielensis.
Nuevos ricos que han hecho su fortuna a
cambio de favores, a veces inconfesables, al Rey. Muchos de los prohombres que
hicieron grande Carlos Zree o se han retirado a otros reinos, o han sido apartados
de la vida pública como activos amortizados . El valor de la experiencia no
existe, dando paso al valor del "seguimiento incondicional al líder
inmarcesible", que se alimenta solo de la fidelidad y el elogio. ¿Dónde
están todos aquellos prohombres que lucharon en la frontera para hacer grande
Carlos Zree? ¿Cómo se ha permitido que sean sustituidos por toda una pléyade de
coroneles (perdón, y coronelas), todos encantados (encantadas) de conocerse y que
babean al paso del Rey?.
Desde hace años,
no se discute nada en Carlos Zree. El Rey, sus ministros, viceministros de los
ministros y responsables, jefes y subjefes de las haciendas (la
mejor manera de fidelizar a los mediócres es repartiendo poder de forma
arbitraria a "Juanillos que verás cuando tenga un carguillo"),
gobiernan a golpe de decreto, de forma muy democrática, en órganos de gobierno
donde desde hace mucho, mucho tiempo, nadie discrepa y todo se aprueba por
asentimiento. El hastío es un manto que cubre el Reino, desde Colmenalejos al
Campus Four. Los parterres de flores de Lemus son estructuras mustias. Ya no se discute, ni en los pasillos, ni en el café. Carloszree es
un ente adormecido, manso, rendido a su suerte. Solo nos queda esperar,
resignados, a que Despuntado no sea Dániel.
Año octavo de Danielato.