Llegó a manos de Dániel una proclama de la Gran Ministra del Imperio para asuntos de Pesquisa e Innovación, donde se anuncia la celebración en el marco incomparable de unas jornadas sobre “Políticas para la excelencia científica en el Imperio”. Ansioso el Rey abrió la misiva. “Esta es la ocasión perfecta para codearme entre los grandes”, pensó Daniel mientras abría el pergamino. Para su sorpresa, no figuraba su nombre en ninguna de las justas programáticas establecidas para el encuentro. Según leía la proclama, la color le iba cambiando, primero desde el suave sonrosado al rojo carmesí, para acabar en verde furia. “¡Cómo es posible que El, Dániel, adalid de la excelencia ya no solo en Carloszree, sino en los territorios de la Bruja de la Esperanza, misionero del Gisier, apóstol de Hirsch…!, ¡El, premiado como el Hombre Puro entre los Hombres Puros, Bárbaro del año,…! ¿Cómo habían tenido la desfachatez de no incluirle entre los Prohombres que iban a impartir doctrina sobre la Excelencia???”. Llamó inmediatamente a algunos de sus ministros para pedir explicaciones.
“A ver Chorches, ¿cómo es posible que desde tu ministerio no hayáis podido evitar este desastre?”“Mi Rey, entre el panfleto semanal de propaganda y las tareas de protocolo a las que nos obliga tu omni-presencia en todos los actos públicos y algunos privados y tus permanentes viajes…”
“¡Calla! ¡Impía!, ¡que estás a punto de blasfemar!. El Rey es como Dios, que tiene que estar en todos los sitios. “A ver, Despuntado, Wallander, ¿vosotros sabíais algo de esto?”.
“No, Señor”, contestaron al unísono.“Os estáis empezando a acomodar y cada día me servís peor”, les espetó Dániel. “Horda de inútiles”, masculló entre dientes. “Por cierto Wallander, ¿qué significa esta metáfora que pone aquí de “infraestructuras de pesquisa”?.
“Mi Rey, el Pueblo Bárbaro, para hacer pesquisa, necesita del soporte de infraestructuras”.“Vaya estupidez” gruñó Dániel, “yo soy mucho más que excelente y solo necesito un ábaco rutinado”
“Lo sé mi Rey, pero es que vos sois un ser muy especial”“Fuera de mi vista, inútiles, que cada vez me servís peor”
Y Dániel se quedó solo repitiendo “¿porqué?¿porqué?¿porqué?... (CONTINUARÁ)