viernes, 6 de febrero de 2015

Hora de hacer balance (primera parte)

Atardecía en Carloszree. Desde lo alto de la atalaya del Palacio de Geta, Daniel veía la puesta de sol con complacencia. Habían pasado casi ocho años desde aquel día en el entró en el salón del reino como nuevo Rey. A las puertas de una nueva Justa Electoral no pudo dejar de pensar en lo mucho que había cambiado su vida y, aún más, de cómo había contribuido él en cambiar Carloszree. Lejos quedaron aquellos días donde él, miembro distinguido de la comunidad de prohombres, zahería una y otra vez las decisiones de Poisons, el Rey Fundador, en las Juntas del Reino. Cómo  disfrutaba de aquellos momentos donde ponía en aprietos todas y cada una de las arbitrarias decisiones del entonces Rey. En aquel tiempo, Daniel se lamentaba continuamente de cómo se tomaban las decisiones en Carloszree y de cómo el Rey abusaba, de forma arbitraria de su inmenso poder. Aquellas intervenciones airadas en las Juntas del Reino animaban largos debates donde muchos ciudadanos, al final, podían opinar con cierta libertad sobre cualquier tema. Ahora, ocho años después, él, Daniel,  había conseguido por distintos medios que nadie discrepara en las Juntas del Reino. Los pocos miembros de la Junta que osaban discrepar fueron expulsados de aquellas reuniones y ya no quedaba nadie para disentir. “Panda de borregos”, pensaba Daniel para sus adentros. Ahora, las Juntas del Reino eran como un lago de aguas mansas, donde solo había movimiento cuando Daniel metía o sacaba del agua su real patita. Sin oposición alguna, Daniel gobernó los últimos años sin discordancias ni algarada ninguna. Ahora funcionaba la auténtica democracia, donde el decidía y todos votaban afirmativamente por asentimiento. ¿Cómo iba a consentir que le hicieran a él lo que él mismo hizo durante años? Claro que hay una diferencia clara: Dániel ES la RAZON. ¿Qué motivo puede tener alguien para discrepar, salvo el ataque personal?

La calma chicha que reinaba en las Juntas del Reino, también se trasladó a  las Juntas locales, de forma que el reino vivía en un Mundo Feliz, gracias a EL.

Su mente se paró en las agrias discusiones promovidas por él, en aquellos lejanos tiempos, respecto a Colmenalejos. El se opuso siempre a esa megalomaniaca obra de su antecesor. Claro que la creación de Campusfour, promovida en su reinado no tiene nada que ver. Campusfour es SU obra, SU panteón. Allí donde algún día volverá. ¿Cómo puede haber mentes perversas que puedan comparar ambos proyectos? Como siempre, el  tiempo le dará la razón. Algunos le acusan de que las decisiones sobre Campusfour fueron tan poco transparentes como en su día él, Dániel, vociferaba contra las de Colmenalejos, pero claro, ¡como nadie puede comparar ambas decisiones!.


Haciendo repaso mental a sus ocho años de reinado, no puedo menos que sentirse satisfecho de haber barrido del reino todos los chiringuitos creados por Poisons para los que eran sus amigos. Y pensó bien, porque eliminó los chiringuitos de los amigos de Poisons, ¡pero no los de sus propios amigos! O si no que se lo digan a Escoming. “Jajaja” pensó, “que incautos son todos”.