viernes, 4 de marzo de 2011

Capítulo 13 De las preparaciones para la Justa Electoral.

Toda la maquinaria del Reino se puso a trabajar para Dániel.
Los ministros empezaron a adoctrinar con insistencia a todos los servidores adscritos a sus respectivos ministerios. Promesas, amenazas, coacciones,…  Pero la mayoría de sirvientes habían padecido en alguna ocasión las iras del rey y sus ministros y fue difícil convencerles de las bondades del régimen.
Grupos seleccionados de estudiantes, empezaron a hacer campaña a favor del Rey destacando todos las ventajas que había traído Dániel al reino, incluyendo grandes termas y espacios de solaz y recreo. Pero  los estudiantes estaban muy escaldados con la imposición de la moda boloñesa, y por mucha sauna que se tomaran no iban a olvidar las vejaciones por las que habían sido obligados a pasar.
EL propio Dániel aprovechó el Discurso del Rey, clásico en la fiesta del reino para adoctrinar a todos los ciudadanos acerca de la luz que él había traído y la amenaza de tinieblas para todos que supondría un cambio en la más alta jerarquía del Reino. No contento con ello, utilizó el sistema de correos del reino enviando a todos sus súbditos un mensaje personalizado destacando todas sus hazañas y resaltando los grandes avances que Carloszree había experimentado en el camino de la excelencia. Pero para la mayoría de su pueblo, la palabra excelencia ya era una palabra hueca y sin contenido, porque únicamente podían relacionarla con los mantras oficiales (“calidad”, gei-ci-er”, “science-natura”, “web of science”,…). La misiva resultó ser perjudicial para los intereses del Rey, ya que a la mayoría de los ciudadanos de Carloszree les pareció un abuso de poder flagrante. Sus dos oponentes en la Justa Electoral no podían disfrutar de tales ventajas.
Además, para colmo, las cosas cada vez se ponían peores para Dániel. Cuando visitaba los clanes (fuera de los clanes pertenecientes a los linajes  de hombres puros), ya fuera de bárbaros, de artistas o de jurisconsultos, linajes a los que había humillado, con excepciones, durante su reinado, siempre se repetía la misma escena. Dániel exponía los grandes logros de su reinado: la imposición de la moda boloñesa, la consecución del título de Reino de Excelencia del Mundo Mundial, Campusfour,… y todos aquellos ingratos, que debieran besar por donde él caminaba, le pedían cuentas sobre aspectos tan menores como la democracia, la transparencia, la honestidad. Y aun llegaban más lejos, le preguntaban acerca de su estúpido y personal futuro, su crecimiento, sus aposentos, sus ingenios mecánicos,… Y una vez más Dániel no comprendía nada. A él, el gran Rey, el gran Faraón, el que había conseguido tanto para todos, ¡le venían con aquellas pequeñas mezquindades! Y con mucha frecuencia perdía los nervios y desde el poder amenazaba, achantaba a los súbditos que atónitos le miraban. Por mucho de los clanes que pasaba, no dejaba un solo ciudadano con la intención de apoyarle en la Justa. Dániel solo encontraba consuelo cuando visitaba los clanes de Bárbaros beneficiados por la creación de Chionvión, o los clanes de Hombres Puros. Allí todo era complicidad, amor compartido, comunión. La clave iba a estar al final en saber si con su acción de gobierno había comprado más clanes de los que había perjudicado. Esta pregunta, difícil para una persona que como él dominaba la Estocástica, le reconcomía y le quitaba el sueño por las noches.
Por si fuera poco, entró en escena Gregorio I publicando un bando en el principal panfleto del Imperio haciendo apostatasía contra Dániel y encima acusándole de actos de favoritismo  (que por otro lado eran habituales en su propio periodo de gobierno).Aunque en el manifiesto hacía profesión de imparcialidad hacia los otros dos candidatos, era vox pública que Gregorio estaba ayudando y apoyando a Lucien Duplo.  Y para rematar, todos los mentideros del reino afirmaban que el anterior candidato a Rey, Joe Torre Blanca, estaba ayudando a Marceliano a prepararse para la Justa.
(CONTINUARÁ)

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